Dios no es solo nuestro Creador, sino también nuestro Padre amoroso. La Biblia nos revela la profunda relación de paternidad que Dios desea tener con cada uno de nosotros.
Tema Central: Dios, nuestro Padre celestial.
Puntos Clave:
- Dios nos ama con amor eterno (Jeremías 31:3).
- Somos hijos de Dios (1 Juan 3:1).
- Dios nos disciplina por amor (Hebreos 12:6).
Jeremías 31:3 nos dice que Dios nos ha amado con amor eterno; por tanto, nos ha prolongado su misericordia. Este amor es incondicional y constante, más allá de nuestras fallas y debilidades.
En 1 Juan 3:1 leemos: «Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios.» Somos adoptados en su familia y tratados como sus propios hijos, con todos los derechos y privilegios que esto implica.
Dios, como buen Padre, también nos disciplina para nuestro bien. Hebreos 12:6 afirma, «Porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo.» La disciplina divina no es castigo, sino corrección amorosa que nos guía a vivir conforme a su voluntad.
Conclusión y Aplicación: Reconozcamos la paternidad de Dios en nuestras vidas, confiando en su amor y dirección. Respondamos con amor y obediencia, sabiendo que Él desea lo mejor para nosotros.